Navidad en Foster City y alrededores 2

Como continuación del post del 5 de enero, os contaré un resumen de nuestras últimas aventuras al norte de California.

En este viaje he conseguido entender muchas cosas que creo que son difíciles de llegar a ver si no lo tienes delante de tus propios ojos. Nunca he sido especialmente pro-americana, en el sentido de ser una flipada de la cultura estadounidense, siempre he pensado que eran unos exagerados. Por supuesto, tampoco estaba contra ella y he estado de turisteo en Estados Unidos unas cuantas veces (a pesar de las denigrantes y vejatorias medidas de seguridad de sus aeropuertos), pero nunca había salido de las grandes ciudades. Y la verdad es que cuando alquilas un coche y te tiras a la carretera, las cosas se ven completamente diferentes y ahí es donde ves la grandeza de ese país.
Lo que realmente me ha maravillado de Estados Unidos, y más concretamente de California (aunque por lo que he visto es igual en todo el país), ha sido la grandiosidad de sus recursos naturales. Es decir, llanuras interminables, playas kilométricas, árboles gigantes, olas monstruosas, prados sin fin,… Y bichos de todas clases y en todas partes, elefantes marinos, focas, leones marinos, pelícanos, ballenas, patos, nutrias, marmotas, gaviotas, ciervos, ardillas, cuervos, mariposas, garzas, vacas,…
Ahora entiendo porque allí lo hacen todo a lo grande (coches gigantes, autopistas de cinco carriles en cada sentido, etc.), porque tienen ese orgullo desmedido por su tierra y porque en este país pueden llegar a inventar cualquier cosa. Los límites físicos son muy amplios, lo cual creo que se aplica a la mentalidad de sus habitantes; de ahí pueden salir grandes genios y a la vez, grandes psicópatas. En cualquier caso, todo es enorme.
En este viaje me fui con la sensación de haber estado realmente en el salvaje oeste americano.

Lo que mas nos gustó fue la visita a Point Lobos State Park, un parque natural situado en el condado de Monterey, a unas 125 millas (unos 200 km) al sur de San Francisco. A pesar de que el día salió nublado, nos encantó pasear por sus acantilados. Hay que pagar 10 dólares/coche para poder entrar hasta el parking, pero los pagamos muy a gusto. Después pretendíamos recorrer la parte norte del Big Sur por la carretera de la costa, la Highway 1, hasta el Julia Pfeiffer State Park, pero comenzó a llover y regresamos a Carmel.

Lo que menos nos gustó fue la excursión a San Francisco, fuimos a visitar la isla de Alcatraz y el jardín japonés del Golden Gate Park. Los dos sitios nos los habían recomendado varias personas y (afortunadamente) nunca habíamos tenido tiempo de visitarlas. Ninguna de las dos cosas valía lo que pagamos por ellas.
Alcatraz tiene su «encanto» heredado por las cientos de películas de todos los tiempos en las que es protagonista. Sin embargo, pagas 28 dólares/cabeza para ver los corredores de la cárcel, el comedor y unos despachos, ya que el resto de edificios de la isla no los han conservado y están en ruinas. Esperaba mucho más.
Y lo del jardín japonés no tiene nombre; irte a la otra punta de la ciudad y pagar 7 dólares/cabeza para ver un parquecillo que se recorre en menos de 15 minutos… Es bonito, pero no tanto.

Actualmente estamos de vuelta en España, después de un viaje de 28 horas que fue realmente horrible, de esos que parece que no se van a acabar nunca y acaban por desesperarte. Esto fue debido a varias razones y aquí me atrevo a escribir varios consejos para evitar que le ocurra a alguien más:

  1. Evita las escalas en Salt Lake City, sobretodo en invierno. Los continuos temporales de nieve y frío que asolan este lugar provocan el cierre de su aeropuerto y hacen que haya grandes retrasos y reinen el caos y los nervios. Lo que esto provocó en nuestro viaje fue la reubicación en otros aviones con otros horarios para poder regresar a Europa.
  2. Evita volar a Europa con Delta Airlines, en cualquier época del año. Las razones: incómodos aviones de los años 90, comida muy muy mala y azafatas muy bordes con los no estadounidenses. Recomiendo encarecidamente AirFrance.
  3. Y por último, y no menos importante, varias semanas antes de comenzar el viaje asegúrate al 100% de que tienes reservados los asientos en los vuelos mas largos. El tipo de la agencia que nos compró los billetes de avión se olvidó de reservar los asientos a pesar de que se lo dijimos varias veces y le indicamos exactamente cuales queríamos y el vuelo de 11 horas lo hicimos literalmente plegados en los peores sitios, por su puesto, cada uno en una esquina del avión (en el vuelo de ida también, pero el avión de AirFrance era muchísimo mejor).

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